En el año 2005 comenzaba mi tercer viaje a Etiopía y en el que estaba más ilusionado, pues aunque en el segundo viaje el año anterior ya había ido solo, en el recorrido por las tribus del sur me había unido con tres personas más para compartir vehículo todoterreno. Ahora deseaba llegar hasta Turmi por mis propios medios y completamente solo. Tenía pensado llegar en avión hasta Jinka, la población que había visitado en los dos viajes anteriores, y desde allí llegar a Turmi buscándome la vida en camiones de transporte de mercancías. La distancia entre ambas poblaciones es de unos 120 km por pistas infernales en algunos tramos. La vuelta hasta Addis la haría igualmente en camiones de transporte de mercancías o camiones de transporte colectivo, pues no podía permitirme el coger con antelación el billete de avión de vuelta desde Jinka, ya que no sabía cuando habría un transporte de vuelta desde Turmi y me exponía a perder el vuelo.
Y de paso quería también visitar Harar, una de las ciudades santas del islam y la principal ciudad musulmana de Etiopía. De Addis Abeba a Harar realizaría el viaje y vuelta en avión.
El mes elegido para este tercer viaje era Octubre. En Addis y la parte parte central no habría tantas tormentas por la tarde, pero en cambio en el sur, en la zona de las tribus, encontraría más lluvia que las veces anteriores.
Y así, el 1 de octubre comenzaba el viaje más aventurero de los tres. Como había hecho las veces anteriores, me disponía a coger un avión que me llevase hasta el aeropuerto de Roma, para hacer escala allí y tomar después otro vuelo a la capital de Etiopía.
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