Como en los dos viajes anteriores hago escala en Roma. En el aeropuerto me encuentro con el guía que nos acompañó en el primer viaje a Etiopía dos años antes. Se casó con una española que conoció en uno de los viajes y ahora vive en España. Me informa de que el día de nuestra llegada al país hay convocada una huelga general. Mala noticia, pues no veo cómo llegaré desde el aeropuerto a Addis. Tras regresar de mi segundo viaje, el año anterior, hubo manifestaciones con varios muertos en la capital. Ahora de nuevo la situación estaba de nuevo complicada.
Cuando estamos descendiendo para tomar tierra en Addis veo circular los típicos taxis azules y pienso que eso no cuadra con una huelga general. Después de tomar tierra, y mientras esperamos para recoger el equipaje, nos enteramos que la huelga se ha desconvocado lo que me da tranquilidad. Poco después tomo un taxi y me dirijo al hotel donde me alojé en los viajes anteriores. Se alegran mucho de verme.
Los días siguientes los dedico a preparar el viaje a la zona a del río Omo y a Harar. Comenzaré primero visitando la ciudad de Harar, la principal ciudad musulmana de Etiopía. Llegaré hasta allí en avión (800 km) y luego regresaré a Addis para dirigirme a la zona del bajo río Omo.
En el ambiente de la calle se nota mucha tensión contenida. Hay policía patrullando constantemente. Nada que ver con los dos viajes anteriores. Da la impresión de en cualquier momento puede estallar la situación. Consulto a conocidos míos etíopes y hay opiniones diversas: gente que me dice que no creen que la situación se desborde y otros que piensan que es mejor que suspenda mi viaje y abandone el país canto antes porque la situación está a punto de desbordarse.
Decido arriesgarme y continuar con mi viaje. Ya tengo el billete de avión pata Harar (mejor dicho, para Dire Dawa, pues Harar no tiene aeropuerto) y al día siguiente comienza de verdad mi viaje.