Fuera de la estación hay gran cantidad de gente esperando. No se permite a quien no tenga billete acceder al recinto de la estación. Empiezo a buscar a alguien que tenga un cartel con mi nombre, esperando reunirnos un grupo de turistas. Por fin veo a una chica tibetana con una hoja en blanco en la que está escrito mi nombre. Me pone un pañuelo de seda al cuello en señal de bienvenida. Pienso que tendremos que esperar hasta reunirnos todo un grupo pero mi sorpresa grande cuando me dice que vayamos hacia el coche. Ya comenté en una entrada anterior lo barato que me había parecido el paquete de la agencia china para mi viaje al Tibet. Aun así, yo pensaba que me integrarían en un grupo pero me quedo muy sorprendido cuando veo que voy a tener un guía, un chofer y un vehículo solo para mi. Me presenta al chofer tibetano y montamos en el vehículo, un todoterreno completamente nuevo.
Quien espere llegar a la Lhasa y encontrarse una ciudad como la de que te escribía Harrier en el libro "Siete años en el Tibet" se llevará un buen chasco, pues ahora es una capital de 250.000habitantes. Lhasa se encuentra a una altitud de 3650 m y no son nada raro dolores de cabeza durante los primeros días. Yo no tuve dolor de cabeza pero sí los dos primeros días una sensación de pesadez.Voy a alojarme en un hotel en la parte vieja, cerca del templo de Jokhan.
En el año 2008 se produjeron graves incidentes en Lhasa que causaron, según fuentes oficiales, 19 muertos. En la avenida principal la presencia policial es constante. En algunas esquinas hay puestos fijos de policía con material antidisturbios y también están patrullando continuamente a pié.
A la mañana siguiente mi guía tibetana viene a buscarme al hotel para comenzar la visita de la ciudad. Comenzamos por el famoso palacio del Potala, la residencia de los Dalai Lama (jefes espirituales del budismo tibetano) hasta 1959, cuando el último Dalai Lama se exilió en la India. Es una imponente construcción, reconstruida en el siglo XVI, que tiene una altura de 13 pisos, 1000 habitaciones y 10.000 capillas. Está dividido en el palacio blanco, dónde estaba el dormitorio del Dalai Lama y de los monjes; y en el palacio rojo, en el cual se hallaban las salas de oración y las tumbas de otros Dalai Lama.
En las calles de los alrededores el movimiento de los peregrinos es incesante. En muchas paredes hay ruedas de plegarias que los peregrinos hacen girar.
Por la tarde aprovecho para dar un paseo por Lhasa. En la ciudad nueva las tiendas son la mayoría de chinos han en la parte vieja pertenecen a tibetanos.
Otra de las visitas principales es el Templo de Jokhang, el centro espiritual de la ciudad y uno de los más importantes del budismo tibetano. Fue construido en el siglo VII. Cada día miles de peregrinos venidos de todas las partes del Tibet lo visitan.
En los alrededores se halla la calle Barkhor, donde los peregrinos realizan un circuito circular alrededor del templo en el sentido de las agujas del reloj. La calle se halla repleta de tiendas con recuerdos para peregrinos y turistas.
También visitamos el Norbulingka, un palacio construido en el siglo XVIII y que fue residencia estival de los sucesivos Dalai Lama. Se halla adentro de un bonito parque al cual acudin muchos tibetanos a pasar la tarde y merendar. Aquí se halla único zoológico que existe en el Tibet.
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