Nada más llegar a la Estación Sur de Shanghai me dirijo al metro para llegar hasta el hotel que ya tengo reservado. Cuando estoy mirando el plano de metro un chico me pregunta en un inglés correctísimo que si me puede ayudar. Aquí la proporción de gente que habla inglés es más elevada en otros lugares de China.
En Shanghai ya estuve en mi primer viaje a China, 11 años atrás, y entonces ya me impresionó. Esta ciudad, de casi 20 millones de habitantes, es el motor económico de China. Estaba sentada en el Delta del río Yangtzé. El río Huangpu, afluente del Yangtzé, divide la ciudad en dos partes. Al estar situada más al sur que Pekín el clima en esta época, verano, es muy húmedo y la temperatura elevada.
Es el principal centro comercial y financiero de China. Su puerto es el primero más activo del mundo. Los rascacielos abundan por todas partes. Se dice que tiene más rascacielos en Nueva York.
El hotel que había reservado se encontraban la calle Nanjing, la principal calle comercial de Shanghai. Ambos lados está flanqueada por grandes centros comerciales y tiendas de moda. Al anochecer salir a dar una vuelta por esa calle que ya conocía de mi primer viaje. El bullicio es constante. Te asalta multitud de gente queriéndote vender iPhone, relojes, etc. Los letreros luminosos de neón le dan un colorido especial. El Bund ofrece un marco incomparable para tener fotos de la orilla puesta.
Al final de la calle se llega al Bund, un paseo a orillas del río. La vista de los rascacielos iluminados en la otra orilla del río y de los barcos turísticos, también iluminados, es impresionante.
A la mañana del día siguiente me volví acercar hasta el Bund para contemplar los rascacielos de la orilla opuesta. Destacan el Shanghai World Financial Center, que con sus 492 m y 101 pisos es el edificio más alto de China y el tercero del mundo. También se llama el abrebotellas, por su forma. Cuando se acabe de construir la Torre Central de Shanghai, de 632 m, será el segundo edificio más alto del mundo.
El segundo edificio más alto es la Torre Perla Oriental, de 468 m. Es una torre de televisión.
Y el tercero es la Torre Jin Mao, de 420 m. En el se encuentran oficinas y un hotel de cinco estrellas. Es el edificio que aparece a la derecha del World Financial Center en la foto.
Cruza al otro lado del río para comenzar la visita de la zona de los rascacielos. Comienzo por la Torre Perla de Oriente. Tiene varias esferas unidas. En la más alta hay un mirador a 350 m de altitud. Más abajo, en otra, hay un restaurante giratorio. Las vistas desde arriba son espectaculares.
Después de visitar la torre me dirijo a visitar el World Financial Center. Se tiene la misma impresión que estar paseando por cualquier ciudad norteamericana por el número de rascacielos.
Al descender aprovecho para dar un último paseo disfrutar de la vista nocturna de la ciudad. A los chinos les encanta iluminar los edificios con todo tipo de luces de neón.
Al día siguiente me propongo visitar el Templo de Buda de Jade. Antes doy un paseo por la principal calle comercial, Nanjing Road. Me encuentro un grupo de gente bailando. Es muy común en las ciudades chinas; ponen un reproductor de música y la gente se pone a bailar en la calle.
Y parece que hay una falta crónica de sueño. Te encuentras a gente durmiendo en cualquier sitio.
Antes de la visita al templo quiero conocer el tren más rápido del mundo, el Maglev, que funciona mediante un sistema de levitación magnética. Comenzó a funcionar en el 2004 y conecta Shanghai con el aeropuerto de Pudong en siete minutos y medio, alcanzando una velocidad de 431 km hora. En el año 2006, en pruebas, llegó a alcanzar los 500 km hora.
La tarde la dedico a visitar el Jardín Yuyuan. Éste, al igual que el templo de Buda de Jade, ya los conocía de mi primer viaje a China. Se trata de un jardín construido en el siglo XVI por un funcionario imperial para que sus padres pudieran conocer cómo era un jardín de la corte, ya que era muy mayores para trasladarse a Pekín para verlo. Está declarado monumento nacional.
Cerca de allí me encuentro con un curioso desfile.
Otro día lo dedico entero a visitar la Exposición Universal 2010 de Shanghai dedicada a las ciudades del futuro sostenibles. Recuerdo las largas colas bajo un sol de justicia.
Por fin el último día, tras callejear por la ciudad, me dirijo por la noche a la estación de ferrocarril que está al lado del aeropuerto de Hongqiao. Está recién inaugurada (un mes antes) y es un edificio gigantesco. En mi vida había visto una estación tan grande. Cogeré el tren de alta velocidad que hace el recorrido nocturno con Pekín. El tren es muy moderno y los coches cama son mucho mejores de lo que he conocido en España.
En mi compartimento viaja una familia compuesta por la madre, su hijo y el padre de la madre. El niño habla un correcto inglés. Lo encuentro bastante repipi, pero los tres son muy correctos y afables.
Cinco horas después llego a la Estación Sur de Pekín, ciudad que casi se ha convertido en mi segunda casa.