Al día siguiente madrugamos y emprendemos el viaje de regreso a Lhasa. Volvemos a pasar por los mismos lugares del día anterior: nueva parada para ver el glaciar y el lago. Llegamos a Lhasa a primera hora de la tarde. Aprovecho para dar un último paseo y me hago la promesa de volver.
Por la mañana Tugga, la guía, me está esperando con el chófer para llevarme hasta el aeropuerto, a 65 km al sur de Lhasa. Nos despedimos y embarco en el vuelo que me llevará de regreso a Pekín, a donde llego a media tarde. Pasaré un par de días en Beijing (Pekín) antes de comenzar la nueva etapa de mi viaje: un trayecto en tren de 2135 km y 32 h de duración entre Pekín y Guilin, hacia el sur.
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