En mi tercer día en Guilin iba a dedicarme a realizar la que quizás sea la excursión más famosa por
estos lares: el crucero por el río Li desde Guilin hasta Yangshuo. En verano, con la bajada del caudal del río, no es posible viajar en barco desde Guilin y hay que hacer un trayecto en autobús para coger el barco varios kilómetros más abajo. El viaje de verdad que merece la pena y es de las imágenes que nunca se olvidan. Continuamente, a derecha e izquierda, estamos rodeados de montañas kársticas de diferente altitud.
En las orillas se pueden ver búfalos que usan los campesinos para sus tareas agrícolas.
También se ven bastantes barcas de pescadores. Por las noches usan un método de pesca en el cual usan cormoranes que se encargan de atrapar los peces.
Unas horas después se llega a Yangshuo y doy una pequeña vuelta por la ciudad. La encuentro demasiado turística y muy occidentalizada. Los menús están todos en inglés, idioma que también es hablado en todas las tiendas y restaurantes. Riadas de turistas invaden las calles, las cuales se encuentran llenas de tiendas de recuerdos. Pero Yangshuo es famoso por las excursiones que se pueden hacer en los alrededores, disfrutando de los impresionantes paisajes. Es muy típico alquilar una bicicleta y dedicar los días hacer excursiones para visitar diferentes pueblos.
Un grupo de chicos chinos, que parecen de una excursión escolar, quieren fotografiarse conmigo.
No puedo estar mucho tiempo en Yangshuo, pues tengo que coger un autobús para regresar a Guilin. Me hago la promesa de volver en otro viaje para pasar aquí varios días.
Para regresar a Guilin me dirijo a la estación de autobuses y cuando voy a sacar el billete una guía china me dice que en su autobús de turistas chinos queda una plaza libre y que tomarán un desvío para visitar una especie de parque temático sobre las minorías étnicas de esta región. Me parece interesante y me voy con ellos. La guía empieza a dar explicaciones en chino y ni que decir tiene que no me entero absolutamente de nada.
Llegamos al parque temático de las minorías y tras pagar la entrada tomamos una barca en la cual se hace un recorrido visitando diferentes reproducciones de los pueblos donde viven las minorías.
Para la vuelta cojo el autobús para llegar a última hora de la tarde a Guilin. La estancia sido muy agradable y espero volver en viajes posteriores. Al día siguiente cogeré a media tarde tren que me llevará a Shanghai.
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