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20 oct 2013

CUARTO VIAJE A CHINA: Terrazas de arroz de Longji

A mediodía aterrizo en Guilin, lugar que conocí en mi anterior viaje dos años atrás, y cojo el autobús hacia la ciudad. Ya dije entonces que me parece un sitio bastante agradable. He realizado una reserva en el mismo lugar que estuve la primera vez que la visité. El resto del día lo empleo en pasear por esta bonita ciudad.
A la mañana siguiente madrugo para dirigirme a las Terrazas de Arroz de Longji. En la estación de autobuses me dan a entender que tengo que dirigirme a otra estación para coger el autobús que me llevará hacia las terrazas.
Estas se encuentran a 108 km de Guilin y primero hay que coger un autobús hasta la ciudad de Longsheng y desde allí otro a las terrazas. Le enseño al chófer la población hacia donde deseo ir, escrito en chino, para que me avise al llegar a Longsheng. Dos horas después el chófer me avisa que hemos llegado. Ahora tengo que coger un minibús que va recorriendo distintos pueblos, pero antes hay que pasarse por la oficina que gestiona el acceso a la zona y pagar una entrada. Le muestro al chófer del minibús el nombre de la población donde me bajaré, Ping'an.
Las terrazas tienen más de 700 años. Al estar en una zona muy montañosa la forma que tienen de plantar el arroz es a base de terrazas. Dependiendo de la época en que se visiten, y de que el arroz esté o no recién cortado, el colorido es muy diferente. Esta región está poblada por le etnia Yao. Las mujeres se caracterizan por llevar el cabello muy largo, el cual se recogen sobre la cabeza y se cubren con una especie de turbante.
El microbús va avanzando por una profunda garganta y en un momento dado coge un desvío y comienza una fuerte subida por la ladera. Al cabo de un rato llegamos a un aparcamiento y el chófer me indica que es donde debo de bajarme para ir a Ping'an. En el aparcamiento hay varias tiendas de recuerdos típicos y de allí parte el camino de subida al pueblo. Ping'an no tiene carretera; sólo se puede llegar a pié tras una empinada subida.
El pueblo se encuentra en la ladera de una montaña y sus casas son de madera. La mayoría de la gente que visita las terrazas se suele alojar aquí, por lo que está bien acondicionado para el turismo con varios hoteles, restaurantes y tiendas de alimentación.




El restaurante del hotel tiene una espléndida terraza y la vista hacia el resto del pueblo y hacia el valle es espectacular. Por la tarde aprovecho para subir al mirador desde el cual se tiene una completa visión de Ping'an.






Al día siguiente me preparo para realizar una excursión al pueblo de Dazhai. Me va a llevar prácticamente todo el día y pasaré por el pueblo Zhongluo. Vuelvo a hacer el mismo recorrido que hice ayer hasta el mirador desde el que se veía el pueblo. Acto seguido se pasa un collado y me dirijo al pueblo de Zhongluo. Cuando llevo como media hora de camino me cruzo con dos mujeres de la etnia Yao. Las yao son famosas por la larga longitud de sus cabellos. Puede llegar a medir 2 metros. Lo llevan recogido con una especie de turbante. Una de ellas se da la vuelta y empieza a caminar a mi lado. La intento explicar de todas las formas que me gusta ir solo pero es imposible. Cada vez que me paro se para y cuando vuelvo reanudar la marcha ella hace lo mismo. Por fin me hago a la idea de que no me va quedar más remedio que llevarla pegada al lado. Por lo menos es muy simpática y se está riendo continuamente. No pone ninguna pega a que le haga las fotos que quiera. 






Más adelante pasamos alrededor de una casa en medio de los arrozales. Mi acompañante entra en ella   y sale con un hombre que debe de ser su marido. Me lo endosa de acompañante. Al final me resultó muy útil, pues ahorré bastante tiempo a llevarme por atajos tanto la ida como la vuelta.
El pueblo de Zhongliu está ya a la vista.






Por el camino nos vamos cruzando con más miembros de la etnia yao.




Los paisajes son espectaculares.




Por fin llegamos a Dazhai.




A la vuelta me hace pasar a la casa donde habíamos dejado su mujer, la cual me hace tomar asiento y se dispone a prepararme la comida. La verdad es que está para relamerse los dedos. Me hace una carne, que yo opino que es cerdo, frita con verduras. Está riquísima. Al acabar negocio con ellos un precio por el trabajo que se han tomado conmigo. La verdad es que se lo han curado.


Tras despedirme de mis amigos realizo en solitario el camino de vuelta hasta Ping'an. Paso con nostalgia la última noche en este bucólico pueblo. Si hubiera tenido tiempo moviese quedado aquí más días.
A la mañana siguiente madrugo para bajar A la carretera y coger el autobús para hacer el trayecto inverso hasta Guilin. Allí voy a la otra estación autobuses para coger un autobús que me llevara a mi próximo destino, Yangshuo.






















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