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7 jun 2013

TERCER VIAJE A CHINA: Pekín

Acabo de llegar al aeropuerto Airport Capital. De aquí mismo salí hace un año de vuelta para España. Todo me resulta muy familiar, nada que ver con la impresión que me causó en el viaje del año pasado este aeropuerto, pues en mi primer viaje a China, en 1999, el antiguo aeropuerto no tenía nada que ver con este, uno de los más grandes y modernos del mundo. Ahora he tenido más suerte que hace un año con el equipaje. Entonces llegó un día después que yo y me obligó, nada más llegar a Pekín, a ir a un supermercado para comprar útiles de aseo.
 Paso sin ningún contratiempo el control de pasaportes, recojo mi equipaje y me dirijo a tomar el tren que me llevará al centro en una hora. El precio del billete sigue siendo el mismo que el año pasado. Una vez en Pekín vuelvo al hotel en el que me alojé hace un año. En la recepción se acuerdan de mí y me saludan con afecto.
 Los siguientes días me dedico sobretodo a tratar de obtener los billetes de tren a Urumqi, la capital del Xinjiang. Para ahorrarme comisiones voy a ir directamente a la taquilla. Pondré en un papel el nombre del destino escrito en chino, así como la clase, el número de pasajeros y la fecha (ésta la escriben como nosotros). Hay que contar para esto con mucho tiempo libre y dedicarle paciencia oriental. En primer lugar para luchar con el deporte nacional chino: no respetar las colas. El colarse parece que es algo innato a ellos. Ya puedes llevar una hora en la cola, que llega alguien y se pone el primero sin ningún disimulo. Lo curioso es que a la mayoría de los chinos parece no importados, casi nadie protesta. Pero después de llevar esperando una hora más en la cola no es cuestión de que el primero que llega se te cuele así que casi siempre hay algún chino que no comparte esa costumbre o algún occidental que directamente le dicen que se vayan al final. Aunque en la Estación Central de Pekín y en la estación Oeste de la misma ciudad hay una taquilla en la que atienden a extranjeros, muy comúnmente está cerrada durante no se sabe cuánto tiempo o el inglés que habla el que atiende en la taquilla no es como para tirar cohetes, así que directamente me ponía en las mismas taquillas de los chinos. Como llevaba todo escrito confiaba en que no tuviera problemas, pero si me tenían que preguntar algo entonces estaba perdido. Aún así no se me dio mal, porque también los taquilleros ponían voluntad de su parte. Me tiré varios días con lo de los billetes porque cuando el tren que quería estaba completo me tocaba volver al hotel para conectarme a Internet a través de la Wi-Fi y ver otros horarios de trenes. Hice unos cuantos viajes en el metro desde el hotel a la estación central de Pekín. Es 
He conseguido un billete desde Xian hasta Urumqi, la capital del Xinjiang, 2544 km en compartimento de cama blanda. En el siguiente blog que estoy preparando, donde se narra el viaje que hice en solitario en el año 2010, explicaré los diferentes tipos de trenes y compartimentos de China. En ese viaje hice el recorrido desde Pekín a Lhasa, la capital del Tibet, 4200 km en tren en 45 h. Lo que ha sido imposible de conseguir este es un billete desde Pekín a Xian. Ese recorrido ya lo hice en tren en el año 1999, en mi primer viaje a China. Lo volví a repetir en el año 2010, cuando viajé en tren desde Pekín a Lhasa, pues se pasa por Xian. Lo que ocurre en China es que los billetes no se ponen a la venta hasta 10 días antes de la salida de cada tren. Tratar de obtener un billete con dos o tres días antelación como estoy haciendo yo ahora, y a una ciudad con a la que viaja tanta gente como a Xian es misión prácticamente imposible; siempre la misma respuesta: "meiyou" (no puede ser), así que decido que el viaje desde Pekín a Xian lo haré por avión. No hay una sola plaza en tren, sólo en asiento duro, el cual conozco de un viaje que hice el año anterior desde Pingyao a Pekín. Es un auténtico martirio chino: de pié al igual que en un autobús, al lado del servicio, pisándome todo el que pasaba; no lo quiero ni recordar. Desde el hotel me conecto con el iPhone a Internet y en un momento obtengo el billete de avión.
Con lo de los billetes de tren me ha quedado muy poco tiempo para disfrutar de Pekín, una ciudad que me encanta. Cuando vuelva del Xinjiang estaré unos tres o cuatro días en Pekín antes de viajar a Yunnán y aprovecharé para visitar sitios en la ciudad. Pero aún así me queda algo de tiempo para visitar el mercado de comidas exóticas de Donghuamén, en el centro de la ciudad. A cualquier hora que vayas puedes comer todo tipo de comidas exóticas. En mi primer viaje China, en 1999, comí serpiente. Me pareció un sabor muy agradable, parecido al pescado. En el segundo viaje, en 2010, comí escorpiones, saltamontes y grillos. En este viaje, además de lo anterior probaré gusanos de seda fritos.






La última tarde de mi estancia en la ciudad aprovecho para dar un largo paseo. El clima es caluroso y húmedo. Regreso pronto al hotel para terminar de hacer el equipaje que me llevaré en esta primera parte del viaje. El avión a Xian sale  a las siete de la mañana y el aeropuerto está como 30 km al norte de la ciudad. A esas horas a una funciona el tren del aeropuerto así que tendré que coger un taxi pero son mucho más baratos que en España









Los situacion en el Xinjiang continua siendo tranquila. He llamado por teléfono a un español que vive y trabaja en Pekín (tiene una agencia de viajes) para ver si él sabía algo más y me han dicho que acaba de llegar un grupo de españoles a Pekín procedentes de Kashgar y la situación es de tranquilidad. Lo voy a poder comprobar por mí mismo pues mañana temprano comienza mi viaje por la Ruta de la Seda.


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