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12 ene 2014

SEGUNDO VIAJE A ETIOPIA: Tribu Mursi

El día que legamos a Jinka nos encontramos en el hotel con un grupo de españoles. Esta tarde han estado visitando un poblado de la tribu Mursi. Nos dicen que lo han pasado mal. Su error ha sido realizar la visita por la tarde, cuando todos están ya borrachos. Nos cuentan que han sentido temor. Desde luego un poblado de gente armada y borracha no es para inspirar mucha confianza. Las mujeres no sabían de la afición de las féminas de algunas tribus por arrebatar los sujetadores a las visitantes.
Esa misma noche conocemos al que va ser nuestro guía durante el recorrido de las tribus. Vive en Jinka y es un pájaro de cuidado. Porque enseguida le catamos, que si no nos hubiera dejado sin un duro al día siguiente de comenzar el recorrido. 
Cuando comenzamos el viaje desde Jinka a visitar a los Mursis ya nos habían dicho que se había construido una pista nueva. La verdad es que no tiene ni comparación con la que yo me encontré el año anterior. Aquí no hay el problema que ocurría con la otra debido al barro en cuanto llovía. La verdad es que esta parece una autopista en comparación con la del año pasado. Tardamos muchísimo menos tiempo en llegar que lo que yo tardé el año anterior.
El guía nos ha dicho que no llegaremos al poblado, puesto que ahora los Mursis están esperando a un lado de la pista, varios kilómetros antes del poblado. Cuando llegamos vemos a un grupo de unas 10 personas, entre hombres y mujeres. Son chicos y chicas bastante jóvenes. La verdad es que no se tiene la sensación de tensión que se palpaban el ambiente en la visita que realicé el año anterior al poblado. Ahora se negocia el precio antes con el jefe del grupo y se pueden hacer todas las fotos que se quieran, sin que ocurra como en el año anterior, cuando te agarraban de los brazos para exigirte que les hicieras fotos.





Nuestro día habla el idioma de los Mursis y realiza una larga parrafada con ellos. La verdad es que es una pena que tenga esa jeta, porque por lo demás se conoce muy bien la zona y a las tribus que habitan en ella.
Después de realizar la visita la tribu vamos a la zona de acampada junto al río Neri, donde ya acampé el año anterior. Nuestro guía nos dice que la comida casi se ha acabado (y acabamos de comenzar el recorrido) y nos pide dinero para comprar a otros grupos ingredientes que hacen falta. Nos negamos en redondo a dárselo y le decimos que se busque la vida, lo cual hace eficientemente. Se nota que ya está acostumbrado. Recorriendo los otros grupos de turistas que están allí acampados logra todo lo que le hace falta (a uno les pide salsa de tomate, a otros sal, a otros aceite, etcétera).
Por la noche recibimos la visita de unos leones que acuden a beber al río. Deben de estar a no más de cien metros de donde estamos acampados. El ranger del parque que vigila la zona donde se acampa monta su fusile y sale de la tienda, aunque por suerte no hace falta que haga nada, pues los leones al acabar de beber se van.

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