Por fin mañana llegaré a la región de China que tanta ilusión he tenido siempre por visitar: el Xinjiang. Realizaré el recorrido en tren. Para la línea de ferrocarril que llega hasta Dunhuang es un ramal de la línea Xian-Urumqi y muere en Dunhuang. Así que primero tengo que coger un tren a una ciudad llamada Jiayuguán, retrocediendo hacia el este, en dirección a Xian, y en Jiayuguán hacer transbordo a un tren con destino Turpán, en dirección hacia el oeste.
En la puerta del hotel cojo un autobús que me lleva a la estación de Dunhuang, en las afueras de la ciudad. El tren es larguísimo. He contado veintitantos vagones. El recorrido a Jiayuguán discurre por pleno desierto de Gobi. El paisaje es una llanura que se pierde en el horizonte. A diferencia de otros desiertos chinos, como el de Taklamakan, aquí no se ven dunas, con la excepción de las que rodean a Dunhuang.
Jiayuguán fue una importante ciudad en la antigua Ruta de la Seda. Sus dos principales atractivos son un tramo de la Muralla China que está muy bien conservado y un fuerte militar del año 1372 que se usaba para controlar el paso de personas y mercancías a través de la Ruta de la Seda. Ambas cosas serían interesantes de visitar, pero ya tuve bastante con perder el tren en Xian y no quiero arriesgarme a que me vuelva ocurrir lo mismo. Tendría que contratar un taxi, pues las dos están a varios kilómetros de la ciudad, y el problema sería encontrar otro taxi para volver a la ciudad, así que prefiero pasear las horas que me quedan hasta coger el tren que me llevará a Turpán.
La ciudad en sí tiene poco que ver y no hay mucho que hacer excepto pasear y matar el rato muerto en un cibercafé. He dejado el equipaje en la consigna de la estación. Ya es de noche cuando regreso de nuevo a esperar el tren que viene desde Xian. Cinco minutos antes de la salida nos permiten acceder al andén (en China no se puede acceder a los andenes hasta cinco minutos antes de la salida del tren). Tengo reservada una litera en un compartimento de cama blanda. En un próximo blog, en el que contaré el viaje que realicé en tren desde Pekín a Lhasa, la capital del Tibet (4200 km en 45 horas de un solo tirón, sin bajarme del tren), explicaré las diferencias entre los distintos tipos de asientos o de camas en los trenes chinos. No tiene nada que ver con que la cama sea más dura más blanda. En el compartimento de cuatro literas coincido con una china que vieja con su hijo y otro chino. Parecen no tener ningun parentesco entre ellos. Como ya es algo tarde me dispongo a dormir.
Me he despertado bastante pronto. Por la hora que es ya debemos de haber entrado en la región autónoma de Xinjiang. Desde la litera descorro un poco la cortina de la ventanilla y veo que ya está amaneciendo a pesar de que aún es muy temprano. En China todo el país tiene la misma hora a pesar de su extensión. En Pekín y en Urumqi, a casi 4000 km de distancia hacia el oeste, la hora es igual. Es por eso que en el oeste amanece muy temprano y en cambio anochece también muy pronto por la tarde.
El tren está descendiendo hacia la Depresión de Turpán. La ciudad de Turpán se halla en el fondo de una depresión, el punto más bajo de China (a -155 m) y el segundo del mundo tras el Mar muerto. Ello hace que en verano sea un auténtico horno. Turpan es conocida como el "horno de China". En verano se alcanzan casi los 50° en la ciudad y en las Montañas de Las Llamas, a las afueras, se llega a los 55°. Pasamos por varias gargantas y desfiladeros en los que el contraste entre el sol y el color rojizo de las rocas crea un espectáculo impresionante.
Al fin llego a la estación de Turpán. Son las seis de la mañana pero hay una luminosidad que parece que fuera mediodía. La estación no se encuentra la misma ciudad sino 50 km más al norte por lo que hay que coger un transporte para llegar allí. En las afueras de la estación hay gran cantidad de gente con unos equipajes enormes. Se observa una gran mezcla de razas. Desde luego que los uy gures físicamente no se parecen en nada a los chinos han, la etnia mayoritaria en el país. Parecen más bien turcos.
En alguna guía había leído que gestión servicio autobús entre la estación y la ciudad así que empiezo a preguntar en todos los autobuses que hay afuera. Además de en chino llevo escrito el nombre en uygur pues en el Xinjiang hay muchos uygures que no hablan chino. Usan un alfabeto igual que el árabe. La pronunciación también es diferente: nosotros decimos Turpán, los chinos dicen Tulufán y los uigures Turfán. Cada vez que pregunto en un autobús que si va Turpán la respuesta es que no. Todos van allí pero con excursiones ya organizadas. Están esperando los grupos de turistas chinos que llegan en el tren. Por fin me hago la idea de que será imposible llegar en autobús a la ciudad y que no tendré más remedio que coger un taxi. Pregunto a uno y no dejo de sorprenderme cuando me dice el precio: por un trayecto de 50 km en un taxi compartido me va a cobrar un euro. Por este precio me sentiría mal conmigo mismo si tratara de regatear. Comenzamos a dar vueltas para conseguir más pasajeros. El taxista lleva la ventanilla abierta y va pronunciando "Tulufán, Tulufán". Por fin después de unos cuantos paseos consigue llenar el taxi. Yo voy a la parte de atrás junto con dos chinas han y al lado del conductor se coloca un uygur.
Desde que salí de Dunhuang, hace los días, no he vuelto ver a ningún occidental. Esta será la tónica la mayoría de los días aquí. El Xinjiang es una región muy remota que queda muy apartada de los principales circuitos turísticos. Su lejanía respecto a Pekín (Kashgar se encuentra a casi 5000 km de Pekín) hace que sea muy contados los occidentales que se aventuran por aquí y es una pena porque es una de las regiones más interesantes de China.
Algunos datos sobre la región autónoma del Xinjiang son:
-Es la de mayor extensión de China (como tres veces España)
-Idioma y alfabeto diferente al chino
-Religión mayoritaria musulmana
-Paisaje formado principalmente por desiertos (Gobi, Taklamakan) y
cordilleras montañosas con picos de hasta 7000 m.
-Población: 19.250.000 habitantes. Principales etnias: uygur (45%), chinos han (41%), kazajos (7%), kirguisos, hui, mongoles...
- Capital: Urumqi (1.600.000 habitantes)
-Clima muy extremo: temperaturas que pueden alcanzar más de 50° en verano y varios grados bajo cero, con fuertes nevadas, en invierno.
La inmigración de chinos han hacia el Xinjiang va en aumento y hay ciudades en las que ya son mayoría como Urumqi, la capital. Esto ha producido un aumento de la tensión entre ambos grupos mayoritarios, dando lugar a veces a través enfentamientos, como ocurrió en 2009 en Urumqi, donde se produjeron casi 200 muertos y más de 1000 heridos en los choques entren uigures y han.
En las afueras de la estación hay muchos vendedores de fruta. Esta región es conocida por la gran variedad de especies frutales: uvas, melones, sandías, higos, peras, etcétera. Debido al clima caluroso la fruta tiene una gran cantidad de azúcar por lo que es muy dulce. La uvas de Turpan son conocidas en todo el país. Están riquísimas, muy dulces; son más pequeñas que las que conocemos aquí y sin pepitas.
El trayecto hasta la ciudad transcurre por pleno desierto. La vista se pierde sin conseguir ver nada en el horizonte. La temperatura no es muy elevada; hace calor pero es soportable. Por fin, después de un trayecto de aproximadamente una hora llegamos a Turpán.