Por la mañana temprano una furgoneta pasa a recogerme por la puerta del hotel para hacer la excursión para realizar una excursión por los alrededores de Turpán, que es lo verdaderamente interesante. Además de mí viaja un matrimonio de chinos, un turista chino que también va solo y el chófer uigur. En el matrimonio de chinos él debe de ser un alto cargo, pues a la hora de pagar las entradas en cada sitio presenta un carnet y pasa gratis.
Empezamos el recorrido haciendo una visita al sistema de irrigación karez:
Turpán es un lugar en medio del desierto. Para solucionar el problema del agua se ideó, 100 años a. c., un sistema que consistía en recoger el agua del deshielo de las montañas al norte mediante una serie de canales subterráneos que llegaban hasta Turpán. De allí se extraía mediante pozos. Hay más de 1100 pozos y el sistema de canales mide más de 5000 km. la visita se hace en uno de esos canales especialmente preparado para explicar todo el sistema al turista.
De allí nos dirigimos a las Ruinas de Jiaohe:
Se trata de una antigua ciudad que fué, entre los años 108 al 450 a.c., el centro cultural, político y económico de la zona. Fué construida en tierra y abandonada en el siglo XIII. Los edificios se construyeron excavando en la tierra y apenas se utilizó madera.
Tras esa visita nos vamos a dirigir a Las Montañas de las Llamas, denominadas así porque al recibir la luz del sol en determinadas horas de día adquieren un color rojizo. Está considerado como el lugar con temperatura más elevada de China. En verano se pueden alcanzar 55 grados.
La siguiente parada es en en las Cuevas de Bezeklik, un conjunto de cavidades talladas en las paredes de un cañón, parte de un antiguo monasterio budista con pinturas en su interior. Se conservan 57 cuevas. También se conocen como las Cuevas de los Mil Budas. Estuvieron habitadas entre los siglos V y XIV.
Con mis compañeros de excursión la conversación es de lo más limitada, mejor dicho nula, ya que ellos sólo hablan chino y mis conocimientos de ese idioma no van más allá de las frases de cortesía y poco más. Nos limitamos a sonreir. Conmigo fueron muy amables; a la hora de la comida se preocupaban de que probara de todo. Uno de ellos llevaba un curioso sombrero que ví en más partes de China.
Tras ver las cuevas nos dirigimos a comer en el Valle de las Uvas:
Como ya dije anteriormente Turpán es famoso por las uvas que produce. Son verdes, pequeñas, sin pepitas y muy dulces, dadas las horas de exposición solar que reciben, cuyo efecto es el que posean un alto contenido en azúcar. El valle mide 8 km de largo. Hay estanques y allí acuden muchas familias de Turpán a pasar la tarde, pues el frescor a la sombra de las parras ayuda a mitigar el calor.
Y por fin la visita concluye en el Minarete de Emin:
Construido en el siglo XVIII, se trata de la torre islámica más alta de China (44 m).
Tras regresar a Turpán me dirijo a la estación de autobuses para comprar un billete a Urumqi. Luego voy a cenar a la plaza principal, que al atardecer se llena de puestos de comida al aire libre. Los kebabs de cordero están riquísimos. Aunque ya he comido en mis viajes a China serpiente, saltamontes, grillos, gusanos de seda y escorpiones aún no me decido por un plato típico uigur, la cabeza de oveja cocida. El ver las cabezas de las ovejas en un cubo esperando ser cocinadas no anima mucho a su degustación.
En esa plaza me encuentro con el segundo grupo de occidentales que veo en el Xinjiang. Se trata de personas de varias nacionalidades distintas que están realizando un viaje de tres meses por la antigua Ruta de la Seda, desde Pekín a Estambul. Hay dos que hablan español a la perfección: un estadounidense que estuvo trabajando en España y Luca, uno de los dos guías-conductores que es italiano. Me cuenta que su viaje va a durar seis meses: tres desde Estambul a Pekín con un grupo, allí recogen a otro grupo y vuelta en sentido inverso a Estambul. Van en un camión-autobús.
Por ahora mi primer contacto con el Xinjiang no ha podido comenzar mejor. No sé si la situación en Kashgar continua estable, pero confío en que sí.
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