Al día siguiente por la mañana temprano ya están preparados los todoterreno en los que realizaremos en largo viaje hacia el sur. La zona de las tribus del Río Omo está cerca de la frontera con Kenia y Sudán, a casi 1000 km de aquí. Nada más abandonar la capital de camino hacia el lago el paisaje sorprende por su colorido, muy alejado de la imagen que tiene mucha gente al pensar que Etiopía se trata de un país árido y desértico.
La primera parada es para visitar una montaña desde la cual se tiene una magnífica vista, pero nos topamos con el primer percance: recientemente ha habido una riada y se ha llevado el puente por el que teníamos que pasar.
El Lago Langano es el único de Etiopía que está libre de esquistosomiasis, por lo que se utiliza para el baño y los deportes acuáticos. En sus riberas se pueden encontrar gran número de aves, babuinos, monos, etc. Se halla a 200 km al sur de Addis. Tiene 18 km de lago por 16 km de ancho y una profundidad máxima de 46 m.
En los alrededores vive gente que se dedica al pastoreo. Muchos niños acuden corriendo cuando ven llegar los coches y nos muestran sus calificaciones escolares. Lo hacen para pedir bolígrafos y cuadernos, para demostrar que van a la escuela.
En este lugar es donde vemos por primera vez babuínos. Estos grandes primates acostumbran a vivir en grandes grupos. Con sus grandes caninos, y dado que acostumbran a vivir en grandes grupos, pueden destrozar a cualquier ser humano que tenga la desgracia de incordiarles. Afortunadamente no suelen atacar si no se sienten amenazados o provocados.
El día siguiente continuamos el camino hacia Arba Minch, siguiente parada de la ruta. La gente de las poblaciones por donde pasamos se muestra alegre y amigable.
El paisaje sigue sorprendiendo por su verdor.
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