Vistas de página en total

2 nov 2013

VIAJES A ETIOPIA: Introducción

Para la mayoría de la gente el nombre de Etiopía evoca imágenes de un país desértico, enormemente pobre, con gente muriéndose en las calles, niños esqueléticos y al cual sólo se viaja si se es misionero o se pertenece a una ONG. Mucha culpa de esto la tienen los medios de comunicación, que sólo informan de él cuando ha habido grandes catástrofes y hambrunas, como la terrible de 1985.
Etiopía tiene zonas desérticas, como la región de Tigray, el Ogadén o el Desierto del Danakil, el más caluroso del planeta; pero incluso este último tiene zonas de una belleza espectacular.
Pobreza también hay, y en particular en la capital, Addis Abeba, al ser el lugar donde primero llegan los turistas, la concentración de mendigos, leprosos, personas deformes, etc; se presenta en un número sin igual a otras zonas del país. Pero no es mayor que la que he encontrado en otras muchas ciudades de Africa o Asia.
Afortunadamente los años de las terribles hambrunas ya pasaron y yo no ví niños esqueléticos muriéndose de hambre en ningún lugar de los que visité. eso no quiere decir que haya zonas que estén malnutridos, pues la alimentación la basan sólo en mijo y poco más, presentado carencias vitamínicas.
Golfos y personajes dispuestos a desplumar a cualquier incauto que se deje los encuentras como en muchos países en los que el desempleo entre los jóvenes es de tal magnitud que la única forma de poder llevarse algo a la boca al final del día es robando o tratando de desplumar a cualquier incauto turista con la cartera repleta de dólares.
En contraste con todo esto Addis, la capital, tiene un aspecto mucho más occidental y cuidado que otras muchas ciudades africanas. La zona de Bole, el barrio "pijo" de Addis cuenta con variedad de restaurantes estilo occidental, grandes almacenes, heladerías, cafés, spas, supermercados, etc.
Además de zonas desérticas posee cadenas montañosas, como las montañas Bale y Simien, donde nieva en invierno. La zona central es bastante húmeda y muy verde. Viendo las fotos cualquiera podría decir que nos encontramos en cualquier rincón de Asturias o Galicia.
En el plano étnico, pocos países habré en el mundo con tanta variedad de grupos étnicos. Hay 82, cada uno con su lengua diferente.
En las ciudades nos podemos encontrar, como en cualquier ciudad de otro país, los típicos carteristas, descuidemos y timadores; pero en las zonas rurales la población es abierta y acogedora. Etiopía es el único país africano que nunca fué colonizado. En 1935 resultó invadido durante algunos años por Italia, que nunca pudo doblegar a los etíopes. Esto para ellos es un orgullo y debido a esto mismo la población no ve a los extranjeros con resentimiento, pues no los considera invasores o explotadores.
Entre los contrastes de este país nos encontramos con unas líneas aéreas, Ethiopian Air, consideradas entre las mejores de Africa. He volado 8 veces con Ethiopian desde Europa a Africa y viceversa, y varias veces  en vuelos interiores en Etiopía y tengo que decir que varias aerolíneas europeas y españolas ya quisieran tener los modernos Airbus en los que viajé con Ethiopian.
En cuanto a sus habitantes, siempre que alguien me pregunta que en qué país de los que he visitado he encontrado las mujeres más bellas digo sin pensarlo que en Etiopía. Da igual del grupo étnico que sean; la belleza de las etíopes es algo que llama la atención al que visita el país por primera vez. Incluso las mujeres mursis o las surmas, con los labios deformados por los platillos que les introducen desde niñas, son muy bellas antes de realizar esta operación. De hecho, una de las teorías que existen sobre el motivo de llevar el plato en los labios es que lo hacían para afearlas y evitar que las secuestraran los traficantes de esclavos.
Dicho todo esto tengo que advertir que el viaje a Etiopía no es precisamente un viaje de placer a un paraíso tropical. Si se piensa recorrer el sur, la zona de las tribus del Río Omo, hay que estar preparado para jornadas agotadoras en todoterreno por pistas infernales en gran parte del viaje, acabando la jornada con la ropa y la cara de color amarillo por el polvo que se ha adherido, sin poderse duchar algunos días, bebiendo agua o refrescos calientes, comiendo a base de espaguetis un día tras otro y en las horas centrales del día con el sol cayendo a plomo sobre la piel con el mismo efecto que si tuviéramos encima una lupa gigante. A todo esto hay que añadir el estar luchando continuamente con el típico listillo que intenta timarte a cada paso, el moscón que se te pega en cuanto llegas a cualquier lugar en cuanto llegas y no sólo no te le puedes quitar de encima, sino que encima te pide dinero al final por no haber hecho nada, simplemente ir de velón a tu lado. Todo esto es común a la mayoría de los países africanos. Si a lo anterior agregamos que en las principales ciudades, sobretodo en Addis, encontraremos muchas de las miserias de la vida como mendigos, leprosos, personas con deformidades nunca imaginadas, etc; se comprende que el viaje no sea precisamente un periplo de placer. 
Para mí es mayor el desgaste psicológico que el físico, pues el calor húmedo, los mosquitos (muchos menos de los que la gente piensa), las incomodidades del alojamiento o la comida monótona son algo mínimo en comparación con el desgaste mental que se sufre. Es tal la cantidad de sensaciones diferentes que se reciben a diario que par muchos puede resultar agotador, incluso si ya se ha viajado a Africa anteriormente. El estar luchando en las ciudades con los golfos que intentan timarte continuamente; el encontrarte, en las tribus del sur, con hombres y mujeres cuya estatura media es de 1,80 m, armados todos con un fusil kalashnikov y en muchos casos borrachos como cubas; el comprar a un niño de una tribu unas sandalias para que no ande descalzo y ver que al día siguiente sigue descalzo porque el padre o el hermano las han vendido; el encontrar a guerreros de una tribu con cinco escarificaciones en el cuerpo por haber matado a otros tantos enemigos de otra tribu; el que otro guerrero de la tribu karo te muestre orgulloso la cicatriz de un balazo que le atravesó el cuerpo, disparado por otros guerreros mursis que afortunadamente no le mató; el que un conductor del todoterreno te diga que por la zona que estamos atravesando el mes anterior los shiftas (bandidos somalíes) asaltaron a otro vehículo de turistas y les dejaron con lo puesto (teniendo la infinita suerte de que no les secuestrasen); todo esto forma un conglomerado que para muchas personas resulta bastante agotador y les hace borrar este destino para siempre de los viajes que volverán a realizar.
Sin embargo también somos muchos los que poniendo los pros y los contras en una balanza nos quedamos con los pros y nos engancha, pues en muy pocos destinos viviremos tantas sensaciones como en Etiopía. En mi caso he realizado tres viajes y no serán los únicos.
Desde luego yo no recomendaría comenzar la visita a Africa por aquí, sino que se tenga alguna experiencia previa en viajes africanos, sobretodo si se piensa visitar el sur. Y también a que previamente se cambie el chip y se cambie la forma de pensar que tenemos en nuestra civilización occidental. Esto es válido para todo el continente africano. Africa tiene su propio ritmo y no lo vamos nosotros a cambiar. La hora de salida de un autobús es algo aproximado. Si te dicen a las 10 puede ser que salga las 11, a las 12, a la 1, al día siguiente, que no salga o que salga solo cuando se han cubierto todas las plazas. Fuera de las grandes ciudades te puedes olvidar del agua caliente los hoteles. Las duchas a veces funcionan y a veces no. Cualquier transporte puede detenerse de repente en un pueblo varias horas sin saber muy bien por qué. En muchos hoteles más vale no mirar debajo de la cama para no ver la fauna con la que compartirás habitación. África es así nos guste o no. Mucha gente la visita y, influída por lo que ha visto los folletos turísticos o en las películas, se piensan que van a un paraíso tropical, con paisajes increíbles, espectaculares puestas de sol y animales salvajes por doquier, lo cual es cierto; pero en África también las miserias de la vida se manifiestan con toda su crudeza. Mucha gente la visita por primera vez y no quiere volver a saber nada de esos viajes, pero a otros nos engancha y repetimos muchas veces (en mi caso 9 viajes). 
Y digo lo de cambiar el chip porque no hay nada que más me saque de quicio que ver a un turista chillando en la recepción del hotel porque no tiene agua caliente, o gritando a un taxista porque se ha retrasado en la hora que ha quedado en pasar a recogerle por el hotel. Desde luego esa gente se ha confundido de viaje y de continente. 
Muy diferente es la visión que tendrá alguien que vaya en viaje organizado a realizar un safari fotográfico, alojándose en los lodges con todo tipo de comodidades. Pienso que su visión de África resultará incompleta.
Y dicho todo esto cualquiera, con el necesario cambio de chip, podrá realizar un viaje como los que yo realicé por este fantástico país. No hace falta ser Indiana Jones ni un aventurero nato para embarcarse en una aventura así. Sólo hace falta fuerza de voluntad y ganas de aventura.
En estos viajes vamos a retroceder muchos cientos de años en el tiempo, pues conoceremos a tribus que viven igual que vivían hace mucho tiempo. Pero va a merecer la pena porque en pocos lugares tendremos sensaciones como aquí.






















En los viajes que hice Etiopía no llevaba videocámara. Pienso que hay momentos que por muy bien que se intenten transmitir es imposible captarlos si no es mediante imágenes grabadas en video. Por eso en varias entradas añadiré vídeos extraídos de YouTube.

En primer lugar veremos un vídeo sobre el país





No hay comentarios:

Publicar un comentario